La pandemia nos restregó en el rostro muchas paradojas. El abandono por décadas al sistema de salud pública, contrasta con el apapacho a las corporaciones que han convertido a México en campeón de obesidad infantil.
Como una analogía -guardadas las diferencias- la retórica oficial al principio de este régimen prometía apuntalar al sector cultural, pero ha mostrado resultados inversamente proporcionales. También la Covid ha evidenciado que la recuperación (no solamente económica sino social, convivencial, comunitaria, participativa, emotiva) llegará de la mano del sector cultural.
Voces a nivel internacional ponen en el centro del “Día/Año/Década Post Covid” (además del impulso a la ciencia y la tecnología) al papel crucial de las instituciones culturales públicas, industrias culturales, espacios culturales, comunidades artísticas, gremios, personas trabajadoras de la cultura, y los procesos de cultura comunitaria. Una de las paradojas es ¿cómo sobreviven quienes nos ayudarán a sobrevivir? No todo ha sido un paño de lágrimas. En materia cultural podemos encontrar experiencias gratificantes.
Durante diez años la Unidad de Vinculación Artística [UVA], perteneciente al Centro Cultural Tlatelolco de la UNAM, ha tenido una especie de mantra: “Enseñar y aprender arte es, sobre todo, una posibilidad de imaginar nuevos mundos, nuevas formas de relación entre individuos”, esta mística de trabajo se intensificó durante la pandemia, no sólo desarrollando talleres artísticos a la distancia, sino revelando un refugio de encuentro y alivio.
Personas pertenecientes a las colonias Tlatelolco, Guerrero, Morelos, etc. -desde sus computadoras- concibieron algo que va más allá de un tutorial o curso, sino “la necesidad de construir espacios para el diálogo y la escucha, para la calma y para amortiguar la angustia del presente convulso y el futuro cancelado”. Esta experiencia fue publicada en un fanzine denominado “Zuzine Distancia”.
El diseño para difundir este Ciclo 21 de Talleres Libres de la UVA, me recuerda a la carta del tarot de “La Estrella”. Dicha carta suele simbolizar la esperanza y la apertura de caminos. La oferta del Ciclo 21 incluye más de 40 alternativas de danza, literatura, artes visuales, nuevas tecnologías, entre otras. Los talleres están diseñados para niñas, niños, jóvenes y adultos.
Somos muchos, quienes consideramos a la UVA como un espacio afortunado por su mirada estratégica; sólido por el respaldo de la universidad pública más importante de América Latina; y comprometido con la generación de ciudadanía. Sin duda, retomo el eslogan de la UVA para 2021: “Y cuando despertamos, el arte seguía ahí”.
Inscripciones del 1 al 26 de febrero en www.tlatelolcounam.mx/uva