Pensar, bailar y Cantar. Cantar en francés. Pensar y bailar en francés. La imagen de un avión supersónico que desde lo sublime irradia sensualidad y terror. La ingeniería de los años sesenta que permite cruzar el océano atlántico en menos de tres horas. El baile de quienes vuelan sobre una pista nocturna decorada de recuerdos trágicos.
Pocos son los objetos que nos llevan a pensar inmediatamente en la cultura francesa como el legendario avión Concorde. Su nombre se deriva de la misma acepción que tiene la palabra Concord en inglés y francés que significa “acuerdo”. El nombre del ave de metal es retomado por el trío Le Couleur, para bautizar así su nuevo disco, el cual grabaron en su estudio acompañado por músicos-amigos invitados.
El grupo radicado en Montreal, Canadá, se conforma por la cantante vietnamita-canadiense Laurence Giroux-Do, Patrick Gosselin (bajo, teclado, guitarra) y Steeven Chouinard (batería y programación de secuencias). Recientemente Planisferio platicó con Laurence y Steeven desde su casa y esto fue lo que nos dijeron:
Existe cierto misterio sobre el origen de Le Couleur pero, ¿nos podrían dar algunas pistas?
Nos conocimos en una tienda de música y decidimos formar el grupo. Once años después seguimos disfrutando y divirtiéndonos con la ventaja que hoy podemos vivir como músicos. Somos una banda muy sana a sus once años de vida. Nos queremos, somos buenos amigos. Además, Laurence y yo somos pareja y tenemos una pequeña hija. Gracias a nuestra música hemos podido viajar por todo el mundo. Producimos con todo el placer y nos gusta mucho lo que hacemos. Estamos satisfechos con lo que hemos logrado.
En su sonido puede percibirse ese júbilo por hacer música…
Para nosotros es una bendición. Aunque a veces los temas de nuestras letras son un tanto oscuras nunca son personales y quedan abiertos a la interpretación y deseo de quien la escucha: puede tratarse de un auto, una mujer, un hombre, cualquier elemento y en cualquier situación. La idea es que quien escucha nuestras canciones genere un escenario personal. Nos encanta hacer bailar pero también pensar.
Con Concorde, el nuevo disco, hemos logrado cumplir con ese reto. Lo grabamos en nuestro nuevo estudio lo que nos permitió probar, corregir y eliminar. Nos divertimos mucho grabándolo y pensábamos hacer un tour para presentarlo pero, como a todos, nos afectó el tema de la pandemia. Es triste porque trabajamos con emoción con las canciones y deseamos hacer el máximo con ellas incluyendo presentarlas en vivo.
Logra percibirse una cualidad en el sonido que tal vez provenga de la posibilidad de poder experimentar y grabar en el estudio propio. Se percibe un sonido brillante pero maduro.
Sí, aunque madurez es una palabra que nos gusta, es natural que haya cierta evolución derivada de nuestra experiencia en la producción. Creo que preferimos decir que es un disco más humano y, -otra palabra que tampoco me gusta mucho- orgánico. Esto se debe a que pudimos tener músicos invitados en el estudio. Hubo un momento que éramos siete músicos tocando, sudando, divirtiéndonos mucho mientras grabábamos.
No queríamos utilizar el esquema de estar frente a una computadora o un sintetizador, programando todo y después vestirlo con líneas de bajo o guitarra. Queríamos que cada músico se luciera con su instrumento aportando al grupo en un sentido más de comunidad. Que se notara el toque personal de cada integrante. Hay partes en el disco donde incluso la aportación de nosotros tres se diluye y aparece la de los músicos invitados.
Recuerdo la primera vez que escuché una canción de hip hop en francés: sonaba particularmente bien y cuando supe del significado cargado de violencia recordé de la sentencia que dice que el francés es el idioma universal del amor. ¿Afecta de alguna manera en su música el cantar en francés?
Al ser nuestra lengua materna para nosotros resulta normal hacerlo así. Pero al estar rodeados por el resto de Canadá y Estados Unidos cantar en francés resulta más original y hasta exótico. No creo que haríamos la misma música si cantáramos en inglés.
Pero creo si aporta algo especial a su sonido el que canten en francés…
Sí, a mí me sucede como fan de la música psicodélica de Brasil de los años setenta donde puedo identificar el sentimiento del cantante aunque no entienda una sola palabra.

La palabra “Concorde”, además de también ser muy francesa, incluye un halo de nostalgia por la modernidad que nunca llegó. Creo que esto se evidencia no solo en su música sino incluso en los videos.
Me gusta que detectas la dualidad que va desde la aparición de este fantástico avión del futuro en los años setenta hasta su final como en un simple recuerdo de la historia reciente. Laurence se obsesionó con el tema del Concorde, devoró toda la información que encontró y escribió las letras para la canción. Empezaron a aparecer tópicos como el choque y la muerte. Hicimos un par de canciones más y fuimos descubriendo que la tragedia se convertía en hilo conductor entre ellas. Apareció también la idea de extrañar, de no estar donde deseamos, de añorar lo que no tenemos. Una canción habla de un amigo nuestro que aunque está fisicamente con nosotros su mente suele estar en otras partes.
Además, Concorde es una gran palabra…
Sí, es universal y es fonéticamente increíble. Nos gusta jugar con los sonidos de las palabras. Admiramos mucho a Serge Gainsbourg y él es el maestro en este sentido. Nos sentimos fuertemente influenciados por sus letras y por su manera de hacer música.
Es curioso que lo mencionan porque coleccionó discos con gente fumando y me llamó la atención que en P.O.P. _ – su disco anterior – incluye una ilustración de Laurence fumando.
Gainsbourg es el maestro también en este rubro, casi en todas sus portadas aparece fumando.
¿Cómo fue su experiencia en Guadalajara?
Al comienzo fue extraño porque detuvieron parte de nuestro equipo en el aeropuerto cuando llegamos a México, por lo que tuvimos que tocar con lo básico pero la presentación resultó increíble. Tocamos después de Random Recipe y fue una gran noche. Estuvimos tres días y disfrutamos de gran comida, conocimos mucha gente y la fiesta fue una locura. ¡Esperamos muy pronto volver a México!