
Por: Cindy Ramírez Álvarez
Quisiera empezar este texto contando un poco de mi historia y cómo esta misma fue el punto de partida para mi proyecto artístico. Comienzo hablando del contexto lingüístico del Perú (país en donde nací) el cual tiene una variedad muy amplia de lenguas originarias. El castellano y el quechua son los dos idiomas más hablados de este país, idiomas que a su vez representan muchos aspectos como el cultural, social y el económico. El castellano, como en otros países de Latinoamérica, es el representante de la cultura occidental, es el idioma dominante. El quechua, que es propio de la región andina, representa a la cultura prehispánica y por lo tanto, muchas veces es también considerado un signo de “atraso” o “pobreza”, al punto que en las nuevas generaciones este idioma va perdiendo hablantes.

Yo nací en una situación familiar muy contrariada donde mi familia paterna sentaba sus orígenes en la región de la costa del Perú en la ciudad de Lima, la capital. Pero mi familia materna provenía de una región mucho más lejana de esa cultura occidental, ellos provenían del sur andino, una región llamada Apurímac, donde casi toda su población era hablante quechua. Así viví toda mi vida oyendo dos idiomas que en el plano social se oponían.

Con el tiempo me di cuenta que mi forma de hablar, de escribir y de pensar estaba atravesada por estas dos vertientes lingüísticas, por estos dos idiomas que eran opuestos en su estructura, en su sintaxis. Dentro del comienzo de mi práctica artística fui descubriendo una fascinación por lo textual, por llevar el lenguaje a todos los limites posibles. Yo desde lo personal vivo creyendo que la lengua le pertenece a sus hablantes y que ellos pueden ejercer su derecho al habla y la escritura desde todas sus formas posibles. Crecí oyendo como el quechua pasaba a convertirse en una especie de español aquechuante, que sus hablantes habían encontrado la forma de convertir su lengua en una especie de híbrido. Me sentí fascinada.
Entonces pensé ¿y cuál será la escritura del quechua? ¿Qué forma tiene o hacia dónde debe ir? Desde ahí encontré muchas respuestas dentro de las cuales me interesaron ciertos objetos que se realizaron en el Imperio Inca: los quipus y los Tocapus, estos últimos son los que motivaron este proyecto.

Con este elemento como punto de partida empecé a entender la complejidad de formas dentro del universo andino, y cómo esto ha dado como resultado un sistema de escritura pictográfica que fijaba su cosmovisión en los Tocapus. Descubrí que el estado Inca había añadido a su territorio otras regiones que incluían diversas etnias y que hablaban una variedad de lenguas, aproximadamente 200, por lo cual su discurso visual se volvió una herramienta de comunicación estratégica.

Los símbolos dentro de los Tocapus se presentan como figuras geométricas en su mayoría abstractas y de colores contrastados. Compuestas dentro de bordes cuadrangulares a manera de módulos, estas formas se encontraban en textiles, keros y vasijas de cerámica que usaba cierta clase social dominante del Estado Inca.

¿Pero cuál era su significado ahora? Podía darme cuenta que todos estos símbolos dentro de estas piezas textiles tenía un significado que le pertenecía al pasado, pero qué pasaba con el hoy o con el futuro. Pensar en que los símbolos que contiene el Tocapu fueron parte de un mensaje que era compartido por la comunidad del Imperio Incaico, encontrar una respuesta a los símbolos generados en el textil y la pregunta por saber cómo el significado de ese mensaje se ha ido diluyendo en el tiempo son parte de las motivaciones de mi proyecto.

Creo que me resulta atractivo hacer ficciones en la historia de mi país buscando una nueva forma de comunicación y dar vitalidad a los símbolos perdidos en textiles. Esto me ha llevado a dirigir el proyecto hacia el interés por conectar estas ideas con el despliegue del lenguaje condicionado por la producción tecnológica con la que nos relacionamos día a día, en especial la tecnología que involucra el procesamiento de datos.

Para este proyecto fue importante desarrollar y crear nuevos “códigos textiles” vinculando dos tecnologías (informática y producción textil prehispánica) generadas en distintos tiempos y sociedades pero con un fin en común: ser parte del proceso de la comunicación. Con esto busco hacer evidente la materialidad del lenguaje y darle un “nuevo sentido” al significante de los símbolos prehispánicos, redefinirlos, llevarlos hacia el futuro.

La pieza Tocapu QR es un poncho confeccionado con dieciocho bordados digitales de nueve QRs que pueden ser escaneados por un Smartphone y que te llevarán a nueve páginas web donde encontrarás nueve poemas visuales que hacen uso de los símbolos que se encuentran en los Tocapus originales elaborados en la época del Imperio Incaico.
Estas nueves páginas web están en constante cambio así como el lenguaje y sus hablantes.
Reseña:
Cindy Ramírez Álvarez (Lima, Perú – 1988) Artista visual egresada de la carrera de Escultura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Está interesada en la investigación de las herramientas de comunicación que se emplearon en la cultura andina, tales como: los quipus, los tocapus y el idioma quechua. Ha publicado sus textos de investigación en la revista de la Facultad de Arte de la PUCP Textos Arte y en el libro Artware 7 Identidad, cultura y medios digitales. Ha tenido exposiciones en muestras colectivas dentro del Perú y Argentina. Actualmente trabaja en la sustentación de su tesis de Licenciatura.
Redes sociales:
Instagram: @sin.cindi https://www.instagram.com/sin.cindi/
Facebook: https://web.facebook.com/cind.2601/