El servicio de limpia
En algunos casos, son tan limitados, discretos o tan mal proporcionados, que solo generan comentarios negativos de la población. Por el contrario, si son bien proporcionados, diligentes y de calidad, los servicios públicos generan empatía con la gente con sus gobiernos locales. Un arma de dos filos que no admite medias tintas. Desde el plano académico, los servicios públicos se definen como todas aquellas actividades que realiza cotidianamente el gobierno municipal, con la finalidad de satisfacer las necesidades básicas de la población que habita en el municipio. Estos servicios varían acorde a cada lugar y situación. Sin embargo, casi cualquier municipio presta los servicios de agua potable, alcantarillado, mercados, panteones, rastro, transportes, parques y jardines, etc. En realidad, los ciudadanos desconocen cuántos servicios reciben en total, o bien, si los tienen, esto no significa que sean de calidad.
La satisfacción de los ciudadanos y su diligente cumplimiento son signos de una buena o una mala gestión municipal, así como también reflejan la capacidad de respuesta del gobierno local ante las demandas planteadas por la sociedad. No obstante, la operación de los servicios públicos municipales depende de múltiples factores internos y externos que condicionan su funcionamiento. Por tanto, no hay total certeza o uniformidad de un sistema organizado para llevarlos a efecto sin errores, a veces hay que gestionar el fracaso.
Los servicios públicos se distinguen porque conforman una actividad técnica de la administración pública local; se llevan a cabo en forma directa por el municipio o indirectamente por particulares mediante concesión; no tienen como propósito el lucro pero sí deben tener costos en algunos casos; su normativa se rige por el derecho público; buscan satisfacer necesidades colectivas; son producto de la vida comunitaria; se prestan dentro del territorio del municipio; y, en muchos casos, requieren la participación comunitaria para llevarse a cabo, pues la población es la principal beneficiaria de su prestación.
Entre los principios básicos que determinan los servicios públicos municipales, se establece que todos los vecinos y visitantes del municipio tienen el mismo derecho a ser usuarios de los mismos y/o recibir esta prestación en igualdad de condiciones; la prestación del servicio debe de ser ininterrumpida sin pretextos y apoyarse siempre en las normativas establecidas en las leyes respectivas; y, los servicios públicos deben de ser adaptables a las contingencias y a los cambios acorde a las necesidades de los habitantes.
Dado este contexto, el servicio de limpia es uno de los más comunes, básicos e importantes a desarrollar por cualquier gestión municipal. No obstante, en su aplicación es uno de los servicios que genera más conflictos, aunque también es de los más proclives a ser mejorado.
A groso modo, el servicio de limpia consiste en un conjunto interconectado de acciones que incluyen la recolección domiciliaria de basura; la recolección comercial e industrial de residuos; la limpieza y barrido de calles; el manejo de centros de acopio y reutilización; la separación de desechos y/o pepena; el manejo y comercialización de productos reciclados; comercialización de productos de apoyo al servicio tales como bolsas, contenedores, recolectores, etcétera; y, en algunos casos, la generación de energía.
Por su naturaleza, el servicio de limpia requiere de la colaboración de todas y todos los vecinos para mantener limpias las calles, los lugares y los espacios públicos. La forma de prestación puede darse mediante una mezcla de participación pública y privada, contratando o subcontratando partes del proceso o concesionado totalmente. La labor técnica y administrativa exige una fuerte diferenciación en el manejo de recursos humanos (de acuerdo al puesto), materiales (instalaciones, edificios, camiones, tractores, barredoras mecánicas, etcétera) y financieros (en busca de la recuperación de gastos). El control y planeación puede y debe realizarse desde un concepto integral, pero es conveniente dividir las acciones sobre todo a medida que se complica la situación del municipio.
Anteriormente, había tres opciones para atender el problema de la basura. Primero, industrializarla, a través de la selección de sus componentes con la finalidad de reutilizar metales, papel, cartón y el empleo de la materia orgánica como fertilizante. Segundo, incinerarla, para eliminar los riesgos que producen los tiraderos al aire libre, tales como plagas, olores y focos de infección, pero no es factible del todo pues es una directa contaminación del ambiente. Y tercero, el relleno sanitario, utilizando la basura para rellenar depresiones en terrenos que, en ocasiones al ser cubiertos por una capa de tierra, pueden convertirse en zonas verdes. Cuestión que localmente no acontece pues el tiradero no ha cambiado en lo absoluto y solo se configura como un espacio de almacenaje que llegó a su tope. Una vía alterna a estos procesos proviene del adecuado manejo de los residuos sólidos a través de un proceso integrado que permita reutilizar muchos materiales cambiando el paradigma de basura a residuos sólidos reutilizables.
El contexto local actual
En la capital del estado de Hidalgo, Pachuca, transitan miles de personas extraen, consumen y rechazan productos de diferentes tipos. Desde empaques y utensilios hasta grandes aparatos y cosas que a veces nos cuesta mirar. Lo desechable, lo inservible, lo que pesa o estorba, lo que se tiene que tirar. De esta manera, se abre paso al análisis por la transición de la basura a los residuos sólidos, para así reflexionar sobre las oportunidades y retos que afrontan muchas ciudades mexicanas y del mundo. Esto, sin dejar de lado que, el papel que juegan la zona metropolitana de Pachuca y sectores de la población que a veces pareciera que están olvidados, ciudadanías al borde.
Para cambiar el paradigma sobre la basura, es necesario mirar al cesto y dejar de pensar en basura. Para algunas personas, el hecho de observar a lo que ya no le sirve porque así se ha enseñado. Sin darnos cuenta caímos en un ciclo repetitivo donde todo tiene reemplazo, porque esa opción suena más tentadora que el hábito del rechazo. Entonces, si alguien se acerca y habla de residuos a primera instancia pudiera parecer algo difícil de entender. Porque hablar de ello significa ¿qué se debe separar? ¿No es más fácil desechar? Los residuos además de dividirse en diferentes categorías. Los residuos sólidos urbanos son aquellos que se generan en casas, empresas, restaurantes y cafeterías, pequeños comercios, centros comerciales y de servicios varios, centros de abasto, tianguis, mercados, instituciones gubernamentales y en cualquier inmueble de la ciudad. Y estos, a diferencia de la basura, se pueden separar, valorizar y aprovechar, permitiendo que se rompa la cadena de desperdicio, desigualdad y contaminación. Entre los residuos sólidos que pueden ser revalorizados se encuentran materiales como PET, cartón, papel, vidrio e incluso metales de uso más industrial como aluminio y fierro, materia orgánica como restos de frutas, verduras y cáscaras de huevo.
En este contexto, dimensionar el problema de la basura en Pachuca, implica reflexionar sobre sus impactos a la salud pública y al deterioro del medio ambiente. Es decir, estamos ante un grave problema público que, de entrada, no es atendido directamente desde el municipio, pues lo atiende una empresa por subcontratación. En específico, se tiene un régimen de gestión privado que prestan 2 concesionarios. Esto ha provocado que, tanto el municipio como la empresa, se deslinden o se culpan entre ellos en detrimento y afectación de la población. Además, las empresas subcontratadas buscan por obviedad el lucro, dejando de lado que sea un servicio público de calidad. Ahora bien, de acuerdo al Censo Nacional de Gobiernos Municipales del INEGI, en promedio en Pachuca se genera diariamente 248,784 kilos de residuos sólidos urbanos, es decir que, por cada habitante se genera 0.906 kilos por día (INEGI, 2021), los cuales son enviados al único relleno sanitario (espacio destinado a contener y acumular residuos que muchas veces se convierten en basura y no cuentan con las condiciones de salubridad y normativas adecuadas) ubicado en el Huixmi, y que ya está al tipa de su capacidad.
El caso de la CDMX
En cuanto a casos, relativamente exitosos del manejo de RSU, uno de ellos se presenta en la Ciudad de México, en donde se generan diariamente, al menos 13 mil 149 toneladas de residuos sólidos, de los cuales más de la mitad de ello (61%), se envían a enterrarse en seis rellenos sanitarios. Estos espacios se ubican en Naucalpan, Cuautitlán, Chicoloapan, Cañada y Milagro, en el Estado de México y uno más en Cuautla, Morelos. Como resultado de ello, según el Inventario de Residuos Sólidos (Gobierno de la Ciudad de México, 2019), es evidente el gran impacto ambiental que se produce. Además, esto también genera un alto costo para las finanzas de la capital del país. Siendo alrededor de 617 millones de pesos los que se destinan a la logística de transporte de la basura y el costo por su disposición final, según el informe más reciente.
Según datos del Gobierno de la CDMX, solo el 1.19% de residuos que se genera diariamente en la ciudad, es separado en residuos orgánicos y enviado a las siete plantas de composta que existen en la ciudad, transformándose en 6.29 toneladas de materia útil que se utiliza para nutrir y mantener áreas verdes y zonas de cultivo de la ciudad. Además, a diario operan tres plantas de selección para separar y acumular 127.55 toneladas de residuos esperando un futuro aprovechamiento. Por su parte en las dos plantas de compactación existentes, se generan alrededor de 539 toneladas de combustible, el cual se vende a compañías cementeras cercanas. Formando parte así de un pequeño porcentaje de residuos que eviten ser convertidos en basura y reintegrándose en nuevas cadenas de valor de economía circular.
En este contexto, el Gobierno de la Ciudad de México implementó una alternativa para que ahora el proceso de selección y transferencia a disposición final de residuos sólidos que genera la capital, ocurra en una sola planta, o al menos, para que mil 400 toneladas de residuos que se generan en las alcaldías Azcapotzalco, Gustavo A. Madero, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc, tengan un nuevo destino de mayor utilidad en la Estación de Transferencia y Planta de Selección de Azcapotzalco.
Inaugurada en 2021, la Estación de Transferencia y Planta de Selección de Azcapotzalco inició su construcción en 2019. A través de una inversión de 385 millones de pesos, la Secretaría de Obras y Servicios licitó su construcción a las empresas CISM S.A. de C.V. y Bufete de Construcciones Delta S.A. de C.V., en un predio de más de 11 mil metros cuadrados que previamente estaba abandonado dentro del polígono Industrial Vallejo. Se buscó que la estación de separación generará ingresos a la Ciudad y promueva el bienestar y desarrollo de la ciudad. Al respecto, la entonces jefa de gobierno de la CDMX y ahora presidenta electa, Claudia Sheinbaum, señaló durante un recorrido en la inauguración que: “Este es un sueño hecho realidad. Fue un proceso largo en el que participaron académicos para lograr reciclar, en lugar de contaminar suelos con rellenos sanitarios”.
En esta planta, se realizan operaciones de separación de materiales como PET, fierro, plástico, aluminio y cartón, y además será posible recuperar reciclables y combustibles derivados de residuos. Con lo cual, se eliminan traslados a otras plantas de separación, buscando continuar reduciendo la disposición final de residuos sólidos a los rellenos sanitarios. De esta forma, los materiales reciclables que se logran recuperar son vendidos para generar ingresos por aproximadamente 48 millones de pesos anuales y, al reducir su envío a los rellenos, se tiene otro ahorro anual de 40 millones de pesos.
Con esto, ahora el gobierno de la ciudad dispone de cerca de 88 millones de pesos al año, por lo que el retorno de inversión en la planta se recuperará en el próximo año, promoviendo una economía circular en la Ciudad de México y con beneficio para un millón de personas aproximadamente. Además, otro de los efectos de la puesta en marcha de la estación de Azcapotzalco es que, se cerrará la planta de reciclaje ubicada en la colonia Del Gas, también ubicada en la misma alcaldía de Azcapotzalco, en donde se tiene planeado la construcción de un espacio público de calidad que ayude mejorar la inseguridad presente en esta zona.
En la primera fase de operaciones, la Estación de Transferencia y Planta de Selección de Azcapotzalco operó con 190 personas, entre quienes realizan la separación manual de los residuos, los cuales se manejan revueltos en una banda. Empero, ahora en la planta trabajan 400 personas. En sus instalaciones, cuenta con ingeniería que garantizan el correcto tratamiento de los residuos sólidos, así como también incluir separadores balísticos y magnéticos, cribas rotatorias y sistema contra incendios; planta de tratamiento de aguas residuales, sistemas de voz y datos. Además, tiene un control de emisión de partículas tóxicas al ambiente, muros con elementos acústicos, aspersores para olores, control de polvos y control para fauna nociva.
En su interior, la planta cuenta con dos instalaciones que anteriormente estaban separadas. Por una parte, la estación de transferencia y, por otro lado, la planta de selección. Con ello, en vez de trasladar los residuos hasta una planta de selección, en el mismo lugar se procesan y, esto da como consecuencia un mayor ahorro y aprovechamiento de los residuos.
Diariamente, la planta recibe 300 camiones recolectores de basura provenientes de las alcaldías de Azcapotzalco, Gustavo A. Madero, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc. Los vehículos ingresan a una báscula, donde son pesados, realizando un registro para el control de acceso. Después, los camiones suben por una rampa a la estación de transferencia, donde depositan su cargamento.
Por otra parte, la tecnología de la nueva estación de separación es de las más modernas en su tipo en América Latina, al utilizar equipos de procedencia alemana tales como un “trommel” o bien separadores ópticos, balísticos y magnéticos, cribas rotatorias y sistema contra incendios. Ello garantiza un correcto tratamiento de los residuos. También, tiene cuatro depósitos (tolvas) de controles ambientales: dos de descarga para desechos orgánicos y poda y dos para desechos inorgánicos que se conectarán de forma directa a la planta de selección.
De esta forma, de mil 400 toneladas de basura que llevan diariamente los camiones, 400 toneladas (casi el 35%) se manejan por descarga directa, de las cuales 150 toneladas son residuos orgánicos y 250 toneladas de rechazo, que van a los rellenos sanitarios. Las mil toneladas restantes, son convertidas en combustibles derivados de residuos (CDR); los cuales se envían para uso en hornos de cementeras de CEMEX. El material reciclable como PET, papel, cartón, bolsas y películas plásticas, además de latas de aluminio, metales, textiles y vidrio, son comercializadas para generar ingresos, los cuales se destinan al mantenimiento de la maquinaria de la estación. Por otro lado, la recuperación de residuo orgánico fino es enviado a la planta de composta. Finalmente, solo 240 toneladas tendrían que mandarse a disposición final de los rellenos sanitarios, ya es lo menos
En síntesis, según proyecciones luego de la inauguración de la planta de tratamiento, de las 6 mil 100 toneladas de basura y residuos sólidos que se generan en Ciudad de México, actualmente se llevan 1400 a la estación, de las cuales 640 irán a sitios de disposición final y los 760 restantes serán revalorizados como combustible, composta y comercialización de productos reciclables.
Las virtudes de este proyecto no se han dado de la noche a la mañana. El esfuerzo que se percibe continuo empieza apenas a mostrar algunos pequeños brotes que es muy valioso reconocer. No por ello significa que no se necesite trabajar aún más si la meta se quiere alcanzar, lograr mejorar la calidad de vida y ambiental, reducir emisiones de gases efecto invernadero, promover mejores hábitos en la sociedad.
La dolorosa comparación
A unos meses de haber aprobado la propuesta para el manejo de los residuos sólidos en la ciudad de Pachuca, la actual administración y que está próxima a salir, han enfrentado a una serie de dificultades para operar en la ciudad y sus alrededores. Si bien han sido pocas las intenciones por resolver este tema, es evidente que la agenda política en el presente no se alinea a los planes estatales, federales y mucho menos mundiales. Eso sitúa a la zona metropolitana de Pachuca, vecina de la capital del país, en un caso importante a analizar.
A pesar de los esfuerzos de la ciudadanía, organizaciones civiles, academia y algunos administradores y administradoras públicas, no se ha dado solución al problema. Tomando en cuenta que en Pachuca se generaban en 2019, hasta 300 toneladas de residuos convertidos en basura, y de las cuales un gran porcentaje se puede separar y valorizar; no resulta irrisible aplicar modelos como los que se dan en Ciudad de México, donde la meta sea impulsar la economía circular.
Mirar a ello significa dar un salto a la ciudad que mucha gente se atreve a imaginar, donde los recursos se aprovechen y donde exista menos desigualdad. Porque mientras unos escarban entre la basura buscando algún residuo, hay quienes se benefician de los altos costos que significa operar este hecho social que hace mucho, dejó de ser natural. Por lo tanto, empezar a nombrar los problemas se percibe como una manera de comenzar a actuar, para luego trabajar sin tanto hablar.
Si bien en el caso de la Ciudad de México se menciona que, a partir de la apertura de la Estación de Transferencia y Planta de Selección de Azcapotzalco, se han generado por lo menos 400 empleos, plantear la inclusión de personas en situación de desempleo o de pepenadores y pepenadoras que no cuentan con los servicios básicos de salud, educación y de alimentación que toda persona debería gozar debería ser fundamental. Con ello, se busca ofrecer alternativas económicas, sociales y ambientales, a través de sistemas completos que como lo dice la teoría se dan de manera circular. Pensar esa ciudad ideal significa concentrarse en lo que se tiene que trabajar. La salud de la gente y un entorno limpio no deberían entrar en discusión.
La participación social y la protección del equilibrio ecológico, son las dos premisas fundamentales de formular una nueva política ambiental en respuesta al deterioro y a la degradación de los recursos naturales. Estos aspectos van de la mano del servicio de limpia. Se busca un desarrollo social y humano en armonía con la naturaleza, lo cual implica considerar los efectos no deseados de las políticas que afectan el deterioro de la naturaleza. Así como también construir una cultura ciudadana de cuidado del medio ambiente.